Salomé Gil mantiene una relación muy estrecha con su tía Teresa Ferrer. Entre ellas no hay secretos y se cuentan absolutamente todo. Salomé le confiesa que ha dejado al tóxico de su novio y que ahora es muy feliz, pero que también está muy caliente. La tía no dudará en ayudar a su sobrina presentándole a un amigo suyo. Y también será testigo del sexo que ambos terminan experimentando.